miércoles, 2 de enero de 2013
31 de diciembre
Esta mañana tras levantarme, desayunar, asearme y vestirme, como si fuera a trabajar, salí a la calle, sin cámara de fotos, con una mano en el bolsillo, otra en el cigarro y los ojos bien abiertos cual vulgar mirón. Lucía el sol, sol con nubes, unos cúmulos y limbos que adornaban el azul. Las calles de mi pueblo, con dos decenas de miles de gentes y demasiados coches, estaban animadas. Mujeres con bolsas de compras volviendo ya a casa; hombres paseando todavía, despreocupados como yo; niños jugando en los parques con vigilantes padres y sus amigos; y terrazas de bares llenas de copas. Todo apunta a que será una bonita Noche Vieja y mañana amanecerá un reluciente Año Nuevo, con cuerdas renovadas para que sigan moviéndonos.
¡Abuela, suelte a la niña coño!